¿Cuánta agua se debe beber al día? La respuesta parece simple, pero sigue generando confusión. Algunos hablan de ocho vasos, otros de dos litros, y hay quienes aseguran que necesitamos más. Sin embargo, cuando se trata de la salud de la próstata y la vejiga, estas cifras no son simples recomendaciones generales, sino pautas respaldadas por especialistas. En un video reciente de su canal de YouTube, la uróloga estadounidense Rena Malik, experta en salud urinaria, explicó cuánta agua debemos beber realmente y cómo influye la hidratación en el bienestar del sistema urinario.

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A través de evidencia médica y experiencia clínica, Malik desmonta mitos y aclara por qué beber suficiente agua no solo mantiene el cuerpo hidratado, sino que ayuda a evitar síntomas urinarios molestos como la urgencia para orinar o el dolor vesical. Además, advierte que tanto la falta como el exceso de agua pueden generar consecuencias negativas. Sus recomendaciones permiten ajustar la hidratación diaria de forma más consciente, especialmente en hombres preocupados por la salud prostática.
Cuánta agua tomar al día

Si bien la hidratación es clave para la salud urinaria y prostática, Rena Malik advierte que beber agua en exceso también tiene riesgos.
La uróloga Rena Malik explica que una de las principales consecuencias de beber poca agua es que la orina se vuelve demasiado concentrada, lo cual puede irritar la vejiga. Esta irritación se traduce en síntomas como urgencia urinaria, aumento en la frecuencia de las micciones y molestias en la parte baja del abdomen. En su video, recomienda una ingesta diaria de aproximadamente 8 vasos de agua (equivalente a unos 2 litros), recordando además que cerca del 20 % de la hidratación diaria proviene de los alimentos.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria estableció en 2010 que, en condiciones de temperatura y actividad física moderadas, los requerimientos hídricos diarios son de 2 litros para mujeres (hasta 3 si están en periodo de lactancia) y 2,5 litros para hombres. Malik subraya que el cuerpo tiene mecanismos eficientes para regular los líquidos, como la sensación de sed, que suele activarse cuando ya se ha perdido cerca del 2 % del agua corporal. En personas con infecciones urinarias frecuentes o enfermedades del tracto urinario, las necesidades pueden ser mayores y deben ser evaluadas por un profesional.
¿Qué pasa si bebes demasiado o muy poco?

Una de las principales consecuencias de beber poca agua es que la orina se vuelve demasiado concentrada, lo cual puede irritar la vejiga.
Si bien la hidratación es clave para la salud urinaria y prostática, Rena Malik advierte que beber agua en exceso también tiene riesgos. Uno de ellos es la hiponatremia, una condición provocada por la dilución excesiva de la sal en el cuerpo, que puede ocasionar síntomas graves como confusión, náuseas, fatiga extrema e incluso convulsiones. Por ello, recalca que no se trata de forzarse a beber litros sin control, sino de prestar atención a las señales del cuerpo y adaptar el consumo a las necesidades reales de cada persona.
Por otro lado, mantenerse bien hidratado ayuda a prevenir la acumulación de toxinas, facilita la función renal y puede contribuir a reducir el riesgo de problemas prostáticos o de vejiga en el largo plazo. En personas mayores, beber suficiente agua también puede mejorar el tránsito intestinal y reducir la probabilidad de infecciones urinarias. Como regla general, escuchar al cuerpo y beber agua de forma regular, sin esperar a tener mucha sed, es una estrategia sencilla y efectiva para cuidar la salud urinaria.