El ajo, más allá de ser un ingrediente esencial en la cocina peruana, también es reconocido en distintas tradiciones medicinales por sus múltiples propiedades curativas. Aunque suele vincularse con beneficios como mejorar la circulación o reforzar el sistema inmune, pocos conocen su potencial como remedio natural para aliviar el dolor articular.
Este tipo de molestia, que afecta a muchas personas con el paso del tiempo o por enfermedades como la artritis, suele estar relacionado con procesos inflamatorios en las articulaciones. Por eso, gracias a sus compuestos activos, el ajo podría convertirse en un aliado sencillo y económico para quienes buscan opciones naturales de alivio.
Beneficios del ajo para combatir la inflamación y el dolor articular

Consumido crudo, en infusión o en pequeñas dosis diarias, el ajo puede ser un remedio casero eficaz contra molestias articulares.
Los compuestos naturales del ajo, como la alicina y el dialil disulfuro, han sido estudiados por sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Estas propiedades lo convierten en una opción interesante para quienes sufren de dolor articular causado por inflamación. Al consumirlo regularmente, se podría ayudar a disminuir esa respuesta inflamatoria y, con ello, reducir la molestia o rigidez.
Además, según médicos de Madrid Vascular, el ajo favorece la circulación sanguínea, lo que puede contribuir a nutrir mejor los tejidos y eliminar toxinas acumuladas en las articulaciones. También fortalece el sistema inmunológico, lo cual es relevante en casos de dolencias de origen autoinmune. Por último, su poder antioxidante protege las células del deterioro, un factor clave en la prevención de problemas articulares a largo plazo.
Formas de usar el ajo como remedio casero eficaz

El ajo contiene compuestos naturales con efecto antiinflamatorio que pueden ayudar a reducir el dolor en las articulaciones.
Si te preguntas cómo usar el ajo para el dolor articular, hay varias formas sencillas y efectivas de incorporarlo en tu rutina diaria. La opción más recomendada es consumir ajo crudo, ya que conserva intacta la alicina. Puedes picarlo finamente y añadirlo a ensaladas, sopas o incluso tomarlo con un poco de agua, preferiblemente en ayunas.
Otra alternativa es preparar una infusión de ajo: solo debes hervir uno o dos dientes en agua, colar y beber. Si lo deseas, puedes añadirle limón o miel para mejorar el sabor. También existen suplementos de ajo en cápsulas, pero en estos casos se recomienda consultar con un médico, ya que la concentración del principio activo varía según el producto.
Por último, aunque el ajo cocido pierde parte de sus propiedades antiinflamatorias, sigue siendo beneficioso y más fácil de digerir para algunas personas. Eso sí, es importante no exceder los dos dientes de ajo al día y evitarlo si se está tomando medicamentos anticoagulantes, ya que podría interferir en su efecto.