El brillo facial está relacionado con la producción de sebo, sustancia natural que protege la piel frente a agresiones externas. Su función incluye hidratar, aportar antioxidantes y formar una barrera frente a bacterias. No obstante, cuando se produce en exceso, obstruye poros y favorece el acné.
¿Cuáles son los factores que influyen en el brillo excesivo del rostro?
Entre las causas más comunes figuran los cambios hormonales, la genética y una rutina de cuidado inadecuada. La adolescencia, el embarazo o problemas endocrinos pueden aumentar la secreción de grasa. Además, ciertos hábitos como el consumo frecuente de alimentos procesados, el uso de productos con alcohol o fragancias, y la exposición constante a climas cálidos y húmedos empeoran la situación.

La adolescencia, el embarazo o problemas endocrinos pueden aumentar la secreción de grasa.
¿Qué pasos seguir para evitar brillo de la cara?
Los expertos recomiendan una rutina enfocada en regular el sebo sin eliminarlo por completo. Aquí cinco sugerencias eficaces:
- Limpieza equilibrada: Lava tu rostro dos veces al día con productos suaves. Evita los jabones agresivos que alteran el pH natural de la piel.
- Hidratación inteligente: Usa cremas o geles oil-free que mantengan la humedad sin añadir grasa. Ingredientes como el ácido hialurónico o la vitamina B5 resultan ideales.
- Protección solar diaria: Aplica un bloqueador con efecto mate y FPS 40 o más. Esto previene que el sol y la luz azul estimulen la producción de grasa.
- Evita tocar tu rostro: Las manos sucias transfieren bacterias y aceite, lo que empeora el brillo y favorece la aparición de brotes.
- Reduce el estrés: Altos niveles de cortisol estimulan las glándulas sebáceas. Dormir bien, practicar ejercicio y respirar profundamente puede ayudarte a regularlo.
¿Qué productos conviene evitar para controlar el brillo facial?
Sustancias como aceites comedogénicos (coco, girasol o aguacate), alcoholes fuertes y fragancias pueden bloquear los poros. Del mismo modo, el exceso de maquillaje sin una limpieza adecuada contribuye al exceso de grasa y al aspecto apagado de la piel.
Una alimentación balanceada rica en frutas, verduras, fibra y ácidos grasos saludables favorece una piel más limpia desde adentro. Beber agua suficiente, limitar el consumo de azúcar y hacer ejercicio regular también marcan una diferencia. Además, evita ducharte con agua muy caliente, ya que reseca la piel y provoca que el rostro genere más sebo como defensa.