El cáncer que inicia que se confunde con dolor de espalda.
El cáncer que inicia que se confunde con dolor de espalda. Composición LR

¡No lo ignores! El cáncer que se confunde con dolor de espalda y crece rápidamente

|22 junio 2025

Nadie imaginaría que un dolor de espalda o molestias cervicales, síntomas comúnmente asociados a malas posturas o estrés, puedan ser el primer indicio de un tumor cerebral. Sin embargo, en decenas de casos cada año, este tipo de dolores se convierten en la antesala de un diagnóstico de cáncer cerebral. Lo más preocupante es que muchas veces existe una conexión directa con el cerebro que pasa desapercibida durante semanas.

Este escenario se vuelve más alarmante cuando se trata de gliomas difusos, en particular el glioma difuso de la línea media (DIPG), un tipo de tumor agresivo con tasas de supervivencia muy bajas, especialmente en niños. Aunque su incidencia es baja, con alrededor de 300 casos anuales en Europa, los síntomas iniciales tan inespecíficos dificultan su detección precoz.

¿Qué es un glioma difuso y por qué puede ser tan agresivo?

Especialistas de Mayo Clinic, señalan que el glioma es un tipo de tumor cerebral que se origina cuando las células gliales, encargadas de sostener y proteger a las neuronas, comienzan a multiplicarse de forma descontrolada en el cerebro o la médula espinal. A medida que estas células anormales crecen, forman una masa que puede presionar los tejidos cerebrales sanos, provocando una amplia variedad de síntomas.

El glioma es un tipo de tumor cerebral que se origina cuando las células gliales, encargadas de sostener y proteger a las neuronas, comienzan a multiplicarse de forma descontrolada en el cerebro o la médula espinal.

El glioma es un tipo de tumor cerebral que se origina cuando las células gliales, encargadas de sostener y proteger a las neuronas, comienzan a multiplicarse de forma descontrolada en el cerebro o la médula espinal.

Aunque algunos gliomas crecen lentamente y no se consideran cancerosos, los gliomas malignos tienen un comportamiento mucho más agresivo, ya que crecen con rapidez e invaden tejidos vitales. Este tipo de tumor puede presentarse tanto en adultos como en niños, y su comportamiento varía según su localización, tamaño y velocidad de crecimiento.

Entre los tipos más conocidos se encuentran el astrocitoma, el ependimoma, el glioblastoma y el oligodendroglioma, cada uno con características y pronósticos distintos. Por ello, comprender el tipo de glioma es clave para decidir el tratamiento más adecuado.

Síntomas del glioma: señales que no debes ignorar

Los síntomas del glioma pueden variar mucho según el área afectada del sistema nervioso central. Algunas señales comunes incluyen dolor de cabeza persistente (especialmente por las mañanas), náuseas, confusión mental, problemas de memoria, cambios de personalidad, visión borrosa o doble, dificultades del habla, convulsiones, dolor lumbar o rigidez de nuca. La intensidad de los síntomas suele estar relacionada con el crecimiento del tumor y la presión que ejerce sobre las zonas cerebrales cercanas.

Es importante consultar a un médico si se presentan estos síntomas de forma persistente o sin causa aparente. Aunque aún se desconocen las causas exactas de los gliomas, se sabe que se producen por mutaciones en el ADN celular, lo que desencadena un crecimiento descontrolado. Algunos factores de riesgo identificados incluyen la edad avanzada, la exposición previa a radiación ionizante y, en raras ocasiones, antecedentes familiares de glioma.

Los síntomas del glioma pueden variar mucho según el área afectada del sistema nervioso central.

Los síntomas del glioma pueden variar mucho según el área afectada del sistema nervioso central.

Diagnóstico y tratamiento del glioma

El diagnóstico del glioma comienza con un examen neurológico completo, seguido de pruebas de imagen como la resonancia magnética (IRM), la tomografía computarizada (TC) o una PET. Mayo Clinic también indica que se realiza una biopsia cerebral, que puede llevarse a cabo mediante una aguja guiada por imágenes o durante una cirugía. Los resultados permiten identificar el tipo y la agresividad del tumor, así como diseñar un plan terapéutico personalizado.

El tratamiento del glioma suele incluir una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia. Si el tumor está en una zona accesible, se intentará extirparlo completamente; si no, se recurre a una resección parcial o a terapias complementarias. También existen opciones como la terapia de campos de tratamiento tumoral, terapias dirigidas y programas de rehabilitación neurológica, esenciales para recuperar habilidades perdidas. El enfoque más adecuado dependerá del tipo de glioma, su localización, el estado general del paciente y la respuesta al tratamiento inicial.