La ketamina es una sustancia que ha ganado popularidad en los últimos años por su uso tanto en medicina como en tratamientos alternativos para la salud mental. Originalmente desarrollada como anestésico, hoy en día se emplea en terapias para la depresión resistente y otros trastornos, aunque sigue siendo una droga controvertida debido a sus efectos secundarios y potencial de abuso. Sin embargo, su creciente uso también ha generado preocupación por los riesgos asociados, especialmente cuando no se administra bajo estricta supervisión médica.

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Recientemente, la ketamina volvió a estar en el centro del debate tras la trágica muerte del actor Matthew Perry, conocido mundialmente por su papel en “Friends”. Aunque el actor luchaba con problemas de adicción desde hace años, la ketamina fue una de las sustancias relacionadas con su fallecimiento, lo que ha reavivado la discusión sobre los peligros ocultos de este compuesto. En este artículo, exploraremos qué es la ketamina, sus usos, riesgos y cómo puede convertirse en un enemigo silencioso cuando se utiliza de forma indebida.
¿Qué es la ketamina?
La ketamina es un anestésico disociativo de acción corta desarrollado en la década de 1960, inicialmente para uso en el campo de batalla. Desde 1970, está aprobada en Estados Unidos para uso médico tanto en humanos como en animales, y continúa siendo un anestésico general frecuente en niños, especialmente en países en desarrollo.

La ketamina es un anestésico disociativo que produce efectos alucinógenos.
Esta sustancia, en dosis bajas, produce efectos alucinógenos y sensaciones de separación del entorno, lo que ha llevado a su aplicación en la psiquiatría moderna. Actualmente, se emplea como tratamiento emergente para casos de depresión resistente, trastornos de ansiedad, ideación suicida y dolor crónico.
En 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó una versión modificada llamada esketamina, administrada en forma de espray nasal bajo estricta supervisión médica para pacientes con depresión resistente. Sin embargo, su uso fuera de estas indicaciones oficiales, conocido como “off label”, es común en clínicas privadas, lo que ha generado preocupación entre expertos y reguladores debido a la falta de regulación clara.
Riesgos y efectos secundarios del uso de ketamina
Aunque la ketamina puede ofrecer beneficios terapéuticos significativos, su uso sin supervisión médica implica riesgos importantes. Entre los efectos adversos más comunes se encuentran alteraciones cognitivas temporales como confusión y dificultades para razonar, aumento de la presión arterial, depresión respiratoria en casos de sobredosis, episodios de psicosis o paranoia a dosis elevadas, y problemas urinarios crónicos que pueden llegar a causar cistitis o incontinencia.
El doctor Gerard Sanacora, director del Programa de Investigación en Depresión de Yale, advirtió en una entrevista con The New York Times que, aunque la ketamina ha salvado vidas, tiene un "potencial real de causar daño si se usa sin cautela". Recalcó que su administración debería limitarse a entornos clínicos controlados y nunca usarse como medicamento domiciliario.

Aunque la ketamina puede ofrecer beneficios terapéuticos significativos, su uso sin supervisión médica implica riesgos importantes.
Además, aunque el riesgo de adicción física se considera moderado o bajo, la dependencia psicológica puede ser alta, especialmente entre quienes usan la ketamina recreativamente. El consumo recreativo suele darse mediante inhalación en polvo o espray, a menudo obtenido fuera del sistema sanitario formal, lo que eleva el riesgo de complicaciones psiquiátricas y físicas. La FDA ha emitido advertencias específicas sobre estas prácticas.
La ketamina y la muerte de Matthew Perry
Aunque las muertes por ketamina son poco frecuentes, existen riesgos letales, especialmente cuando se combina con otras sustancias o se consume en exceso. En 2023, el informe forense reveló que el actor Matthew Perry falleció por “efectos agudos de la ketamina”, lo que volvió a poner en foco público la peligrosidad de esta sustancia cuando no se maneja adecuadamente.

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Este caso ha reavivado la discusión sobre la ketamina, especialmente en un contexto donde su uso terapéutico convive con el recreativo y la oferta de tratamientos experimentales en clínicas privadas sin regulación clara. Mientras algunos defienden sus beneficios en trastornos psiquiátricos, otros alertan sobre los riesgos asociados a su uso inadecuado, la potencial adicción psicológica y las consecuencias graves que pueden derivar de una sobredosis.