La tos ferina, o pertussis, es una infección bacteriana causada por Bordetella pertussis que afecta principalmente a los pulmones y las vías respiratorias. Aunque puede parecer un simple resfriado al principio, evoluciona hacia una tos intensa y persistente que puede durar semanas o incluso meses.
Según MedlinePlus, los síntomas iniciales incluyen secreción nasal, estornudos, fiebre leve y tos leve. Sin embargo, después de una o dos semanas, la tos se agrava y puede llegar a provocar vómitos o dificultad para respirar, especialmente en bebés y niños pequeños.
La importancia de la vacunación
El Departamento de Salud del Estado de Nueva York advierte que la tos ferina puede ser muy peligrosa para los recién nacidos y bebés menores de un año, quienes corren mayor riesgo de complicaciones graves, como neumonía, convulsiones y, en algunos casos, la muerte.
Para prevenir la enfermedad, se recomienda la vacunación con:
- DTaP para niños (difteria, tétanos y pertussis acelular)
- Tdap para adolescentes y adultos, especialmente mujeres embarazadas, quienes deben recibir la vacuna durante cada embarazo para proteger al bebé durante sus primeros meses de vida.
Ambas fuentes enfatizan que la vacunación no solo protege al individuo vacunado, sino que ayuda a crear una inmunidad colectiva que reduce la propagación del virus en la comunidad.

Los medicamentos contra la tos ferina ayudan a reducir la duración de la enfermedad. Foto: composición GLR/difusión
¿Cómo se trata la tos ferina?
El tratamiento de la tos ferina incluye el uso de antibióticos, como la azitromicina o la eritromicina, especialmente si se administra en las primeras etapas. Estos medicamentos no eliminan la tos inmediatamente, pero reducen la duración de la enfermedad y previenen el contagio.
En casos graves, los bebés pueden requerir hospitalización, monitoreo respiratorio e incluso soporte con oxígeno. MedlinePlus recomienda mantener a los niños alejados de personas infectadas y no exponerlos a ambientes con humo, lo que puede empeorar los síntomas.