Descubre qué es la hepatitis, sus tipos más frecuentes y los síntomas que pueden pasar desapercibidos.
Descubre qué es la hepatitis, sus tipos más frecuentes y los síntomas que pueden pasar desapercibidos. Composición LR

¿Qué es la hepatitis? Tipos más comunes, síntomas y tratamientos actuales

|29 mayo 2025

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano: participa en la digestión, filtra toxinas, regula el metabolismo y produce proteínas esenciales. Por ello, cualquier daño a su funcionamiento puede tener consecuencias graves para la salud. Una de las amenazas más silenciosas, pero extendidas, es la hepatitis, una inflamación del hígado que puede pasar desapercibida durante años.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona muere cada 30 segundos a causa de enfermedades vinculadas a la hepatitis y sus complicaciones. A pesar de que muchas de sus formas se pueden prevenir o tratar eficazmente, millones de personas en el mundo aún no saben que la padecen.

¿Qué es la hepatitis?

La hepatitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación del hígado, que puede deberse a múltiples causas, incluyendo infecciones virales, consumo de alcohol, exposición a sustancias tóxicas o efectos secundarios de ciertos medicamentos. Aunque algunas formas son leves y temporales, otras pueden volverse crónicas y desencadenar problemas como cirrosis hepática o cáncer de hígado.

Gracias a los tratamientos antivirales actuales, más del 95% de los casos de hepatitis C pueden curarse por completo.

Gracias a los tratamientos antivirales actuales, más del 95% de los casos de hepatitis C pueden curarse por completo.

Tipos de hepatitis

Existen cinco formas principales de hepatitis viral: A, B, C, D y E. Cada una tiene sus propias vías de transmisión, evolución clínica y métodos de prevención.

  • Hepatitis A: Se transmite por alimentos o agua contaminada. Es común en regiones con saneamiento deficiente. Generalmente, no se vuelve crónica y tiene cura completa.
  • Hepatitis B: Se transmite por contacto con sangre, fluidos corporales o de madre a hijo durante el parto. Puede volverse crónica y provocar enfermedades hepáticas graves.
  • Hepatitis C: Se contagia principalmente por contacto con sangre infectada, a menudo por procedimientos médicos inseguros o el uso compartido de agujas. Es una de las principales causas de cirrosis hepática y cáncer de hígado.
  • Hepatitis D: Solo afecta a personas que ya están infectadas con el virus de la hepatitis B. Su combinación puede generar una forma más agresiva de la enfermedad.
  • Hepatitis E: Se transmite por vía fecal-oral y suele presentarse en zonas con poca higiene. Es especialmente peligrosa en mujeres embarazadas.

Síntomas de la hepatitis: señales que no deben ignorarse

Los síntomas de hepatitis varían según el tipo de virus y el estado de salud del paciente. Algunas personas no presentan molestias durante años, mientras que otras desarrollan síntomas agudos desde el inicio.

Las campañas de vacunación son fundamentales para prevenir la hepatitis A y B, especialmente en poblaciones vulnerables.

Las campañas de vacunación son fundamentales para prevenir la hepatitis A y B, especialmente en poblaciones vulnerables.

Entre los más comunes están:

  • Fiebre y fatiga
  • Náuseas, vómitos y pérdida de apetito
  • Dolor abdominal
  • Ictericia (coloración amarilla de piel y ojos)
  • Orina oscura y heces pálidas
  • Picazón o erupciones cutáneas

Cuando la enfermedad se vuelve crónica, puede causar pérdida de la función hepática, insuficiencia hepática o incluso la muerte si no se recibe tratamiento adecuado.

Diagnóstico y tratamiento de la hepatitis

El diagnóstico temprano es clave para controlar la hepatitis crónica. Pruebas de sangre específicas permiten detectar el virus y evaluar el estado del hígado. En muchos casos, el acceso a estas pruebas sigue siendo limitado, especialmente en regiones de bajos ingresos.

Tratamientos disponibles:

Realizarse pruebas de sangre periódicas permite detectar distintos tipos de hepatitis antes de que generen daño hepático severo.

Realizarse pruebas de sangre periódicas permite detectar distintos tipos de hepatitis antes de que generen daño hepático severo.

  • Hepatitis B: No tiene cura definitiva, pero puede controlarse eficazmente con antivirales de uso prolongado.
  • Hepatitis C: Actualmente se puede curar en más del 95% de los casos con tratamientos orales de corta duración.
  • Hepatitis A y E: No requieren tratamiento específico. El descanso, una buena hidratación y una alimentación adecuada suelen ser suficientes.
  • Hepatitis D: Su manejo es más complejo y depende del control del virus B subyacente.

Prevención de hepatitis

La prevención de hepatitis es posible gracias a vacunas, medidas de higiene y prácticas médicas seguras. Existen vacunas altamente eficaces contra la hepatitis B, que también protege contra el tipo D. La hepatitis A también cuenta con una vacuna segura. Para la hepatitis C, aún no hay vacuna, pero el riesgo de contagio puede reducirse con controles sanitarios adecuados.

Medidas clave de prevención:

  • Vacunación en la infancia y en adultos en riesgo
  • Uso de preservativos en relaciones sexuales
  • Evitar compartir agujas o elementos punzocortantes
  • Consumo de agua segura y manipulación higiénica de alimentos