La tos ferina, también conocida como tos convulsiva, es una infección respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. A pesar de los avances médicos y la vacunación, esta enfermedad continúa registrando brotes en diversas partes del mundo.
Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) de España, esta bacteria se transmite a través de gotas respiratorias y tiene un periodo de incubación que puede variar entre 7 y 10 días. Una vez que se manifiesta, los síntomas son progresivos e incluyen tos intensa, dificultad para respirar y en muchos casos, silbidos agudos al inhalar —una característica típica del padecimiento.
Síntomas que van más allá de la tos
Durante las primeras fases, la tos ferina puede confundirse con un resfriado común, pero en pocos días evoluciona hacia accesos de tos intensa, especialmente nocturnos, que pueden durar semanas. Estos episodios suelen estar acompañados de fatiga extrema, vómitos inducidos por la tos y dificultad para alimentarse o dormir.
El libro Immunodeficiency Disorders de Stiehm (2014) explica que esta enfermedad puede complicarse seriamente en personas con inmunodeficiencias, provocando neumonías, convulsiones e incluso la muerte si no se trata a tiempo.
Prevención y vacunación: claves para una vida saludable
El Ministerio de Salud de México destaca que la vacunación es la medida más eficaz para prevenir la enfermedad. La vacuna pentavalente acelular protege contra cinco enfermedades, incluida la tos ferina, y debe aplicarse desde los dos meses de edad, con refuerzos hasta los seis años.
Además, mantener una vida saludable con buena alimentación, higiene respiratoria y seguimiento médico es fundamental para reducir riesgos. Evitar el contacto cercano con personas infectadas y ventilar espacios cerrados también contribuye al bienestar colectivo.

Descubre los síntomas de la tos ferina. Foto: composición GLR/difusión

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¿Cuál es la diferencia entre tos seca y tos con flema?
La tos seca se caracteriza por no producir mucosidad o flema y suele estar asociada a irritaciones en las vías respiratorias, alergias, asma o infecciones virales leves como el resfriado común.
Este tipo de tos puede ser persistente y molesta, especialmente durante la noche, y no cumple una función útil de limpieza pulmonar, de acuerdo con Mayo Clinic. Su tratamiento suele incluir jarabes antitusivos, hidratación y evitar irritantes como el humo del tabaco.
En cambio, la tos con flema —también llamada productiva— ayuda a expulsar moco acumulado en los pulmones y vías respiratorias. Es común en infecciones como la bronquitis, la neumonía o en enfermedades crónicas como la EPOC, según Cleveland Clinic. Esta tos puede variar en color y cantidad de mucosidad, lo cual puede indicar el tipo de infección.
El tratamiento puede incluir expectorantes, inhaladores o antibióticos si hay infección bacteriana. Reconocer el tipo de tos es clave para un manejo adecuado.
Una amenaza latente para el bienestar
La tos ferina no solo afecta la salud respiratoria, sino también la calidad de vida de quienes la padecen. Reconocer sus síntomas, como la tos intensa, los silbidos y la fatiga, es esencial para buscar atención médica oportuna y preservar el bienestar de toda la comunidad frente a esta persistente enfermedad.