El carcinoma epidermoide, uno de los tipos más comunes de cáncer de piel, puede pasar desapercibido si no se detecta a tiempo. Según la American Academy of Dermatology (AAD), este cáncer representa aproximadamente el 20% de todos los cánceres cutáneos no melanoma, afectando principalmente a personas con exposición solar crónica.
La Dra. Rosa Taberner, dermatóloga y autora del blog Dermapixel, advierte: “Cualquier mancha que crezca, sangre o cambie de aspecto debe ser evaluada por un especialista”.
Señales que no se deben ignorar
El carcinoma epidermoide suele aparecer como una lesión escamosa, una placa rojiza o una verruga que no cicatriza.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Navarra (2023), las áreas más afectadas son las que reciben mayor radiación solar como rostro, orejas y dorso de las manos. Además, factores como el tabaquismo, las cicatrices crónicas y la inmunosupresión aumentan el riesgo de desarrollarlo.

Conoce más sobre el carcinoma epidermoide. Foto: composición GLR/difusión
Diagnóstico y tratamiento oportunos
El diagnóstico temprano es clave. Según el Manual MSD, los dermatólogos utilizan la dermatoscopia y, en casos sospechosos, realizan una biopsia para confirmar el carcinoma epidermoide. Cuando se detecta a tiempo, el tratamiento es altamente eficaz.
“La escisión quirúrgica es la opción más frecuente, pero también se pueden emplear terapias como crioterapia, curetaje o terapia fotodinámica”, señala el Dr. Pedro Jaén, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Prevención: la mejor estrategia
Proteger la piel es esencial. La AAD recomienda aplicar protector solar de amplio espectro, evitar la exposición prolongada al sol y realizar autoexploraciones mensuales para detectar cualquier anomalía. Como recalca el estudio publicado en JAMA Dermatology, “los chequeos dermatológicos anuales reducen significativamente el riesgo de complicaciones”.
El carcinoma epidermoide puede ser tratado con éxito si se diagnostica a tiempo. Ante cualquier mancha sospechosa, consultar a un dermatólogo no solo es prudente, sino una decisión que puede salvar vidas.