La Dirección General de Salud Ambiental e Inocuidad Alimentaria (Digesa) ha lanzado una alerta dirigida a empresas y consumidores sobre los peligros del uso y consumo frecuente del colorante amarillo 5, también conocido como tartrazina. Este aditivo artificial, común en alimentos procesados, puede tener efectos nocivos para la salud, especialmente en niños y personas con sensibilidad a ciertos compuestos.
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Según explicó la nutricionista Pierina Papadopulos, la tartrazina (INS 102) es un derivado del petróleo que pertenece a los colorantes azoicos, ampliamente usados en la industria alimentaria. Sin embargo, su impacto en la salud ha generado creciente preocupación, lo que ha motivado a Digesa a exhortar a las marcas a dejar de utilizarlo.
¿Qué es la tartrazina y por qué se considera peligrosa?
La tartrazina está presente en snacks, bebidas y golosinas de color amarillo, y su consumo frecuente puede afectar la salud.
La tartrazina es un aditivo artificial utilizado para dar un color amarillo intenso a diversos alimentos. De acuerdo con Papadopulos, su consumo frecuente puede provocar efectos adversos como hiperactividad en niños con TDAH, reacciones alérgicas, migrañas, erupciones en la piel y otros síntomas en personas sensibles a este tipo de sustancias. “Es muy perjudicial, muy tóxico y no debería formar parte de la alimentación diaria”, señaló la experta.
¿Dónde se encuentra el colorante amarillo 5?
Este colorante está presente en productos ampliamente consumidos por la población, especialmente en menores. Se encuentra en gaseosas amarillas, snacks, sopas instantáneas, ciertos tipos de fideos, caramelos y golosinas con sabor a piña o limón.
La tartrazina está presente en productos ampliamente consumidos por la población, especialmente en menores.
Papadopulos advierte que muchos de estos productos contienen altas concentraciones de tartrazina, lo cual representa un riesgo significativo si se consumen con frecuencia.
Alternativas saludables al colorante sintético
Frente a estos riesgos, los especialistas sugieren optar por alternativas naturales que no comprometan la salud. Una opción segura es el betacaroteno, un pigmento natural presente en frutas y verduras ricas en vitamina A, que también actúa como antioxidante. Otra alternativa es la cúrcuma, reconocida por su capacidad antiinflamatoria y antioxidante, que además proporciona un color amarillo natural a los alimentos sin los efectos adversos de la tartrazina.
