La búsqueda de una vida más larga y saludable ha sido una constante en la historia de la humanidad. Recientes investigaciones sugieren que la clave podría residir en algo tan cotidiano como nuestra cena.
El reconocido biogerontólogo Valter Longo, director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California, ha dedicado décadas a estudiar cómo la alimentación influye en el envejecimiento y la salud. Sus hallazgos destacan la importancia de una cena ligera y rica en carbohidratos complejos para promover la longevidad.

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La importancia de una cena ligera y temprana
Longo enfatiza que la última comida del día debe ser ligera y consumirse al menos tres horas antes de acostarse. Esta práctica ayuda a regular los ritmos circadianos, mejora la calidad del sueño y optimiza los procesos de reparación celular durante la noche.
Además, recomienda un periodo de ayuno nocturno de 12 horas entre la cena y el desayuno, lo que favorece la regeneración celular y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas.
Los carbohidratos complejos son esenciales en la dieta propuesta por Longo. Estos nutrientes se digieren lentamente, proporcionando una liberación sostenida de energía y manteniendo niveles estables de glucosa en sangre.
Alimentos como legumbres, cereales integrales y verduras de hoja verde son fuentes ricas en carbohidratos complejos. Su consumo regular ayuda a reducir la inflamación y previene enfermedades crónicas, factores clave para una vida prolongada y saludable.
La dieta de la longevidad: más allá de la cena
La propuesta de Longo no se limita a la cena. Su "dieta de la longevidad" se basa en patrones alimentarios tradicionales de regiones como Okinawa y el Mediterráneo, conocidas por la alta esperanza de vida de sus habitantes.
Esta dieta es predominantemente vegetal, baja en proteínas animales y rica en grasas saludables, como el aceite de oliva. Asimismo, incluye pescado en porciones moderadas y promueve el consumo de frutos secos y legumbres.
Diversos estudios respaldan las recomendaciones de Longo. Por ejemplo, investigaciones realizadas por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacan que una dieta rica en carbohidratos complejos y grasas saludables puede mejorar la salud metabólica y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Además, la práctica de ayunos intermitentes, como el propuesto por Longo, ha mostrado beneficios en la regulación de la glucosa y la sensibilidad a la insulina.