El reconocido creador de contenido, Mario Irivarren, sorprendió durante su podcast Good Time tras confesar la pérdida de su abuelo materno. “Esta mañana falleció; al prepararme para el programa, mi hermana me llamó. Tuve que ser yo quien le informara a mamá. Ella lo ha enfrentado con serenidad”, compartió con tristeza, mientras recibía comprensión de sus oyentes y colegas.
¿Por qué duele tanto la muerte de un ser querido?
El portal Nemours Teens Health indica que cuando fallece alguien cercano, el dolor puede manifestarse de múltiples formas: tristeza, ira, confusión o pérdida de rumbo. Aceptar esos sentimientos sin apuro y apoyarse en personas de confianza facilita la adaptación emocional ante la ausencia.
¿Cuáles son las recomendaciones para afrontar este proceso?
- Participar en rituales como funerales o ceremonias para compartir consuelo.
- Permitir la expresión sincera de emociones, sin juicios.
- Contar con espacios para hablar si surge la necesidad, o escribir un diario si las palabras no fluyen.
- Conservar recuerdos mediante cartas, fotos o acciones simbólicas en honor a quien partió.
- Buscar ayuda profesional o en grupos de duelo cuando la carga emocional lo requiera.

El dolor de perder a un familia puede manifestarse de múltiples formas.
¿Por qué los recuerdos pueden ayudar?
Estar entre quienes aprecian al fallecido brinda acompañamiento silencioso que aligera el dolor. El especialista en salud emocional, el psicólogo Dr. Rafael Torres, afirma que esos momentos compartidos contribuyen a validar el afecto hacia la persona ausente y permitir avanzar con dignidad, sin negar la pena.
¿Qué papel tienen los profesionales y las redes de apoyo?
Tanto la contención informal como la profesional es fundamental. Un psicólogo o consejero puede orientar con estrategias para transitar el duelo de forma sana. Además, compartir la experiencia con personas que han vivido pérdidas similares, ya sea en familia, círculos íntimos o grupos de acompañamiento, resulta terapéutico.
Claves para aceptar la pérdida y seguir adelante
- No apresurar el duelo; cada persona necesita su tiempo.
- Honrar la memoria del ser amado con actos simbólicos significativos.
- Validar cada emoción sin forzar una evolución rápida.
- Reforzar vínculos afectivos presentes que sostengan en el día a día.