El pan es un alimento fundamental en la dieta de muchas culturas, y tanto en Perú como en numerosos países del mundo, ocupa un lugar destacado en las mesas de cada hogar. Se disfruta en diversas comidas a lo largo del día, desde el desayuno hasta la cena, convirtiéndose en un acompañante indispensable. En Perú, específicamente, el pan no solo es una tradición, sino que se presenta en una amplia variedad de formas y sabores.
Sin duda, el pan es un alimento que consumimos con frecuencia, hasta llegar al punto de cansarnos de él. Aunque en los últimos años se ha demostrado que el pan, por sí solo, no tiene la capacidad de engordar ni adelgazar, la realidad es que no debe convertirse en el pilar principal de ninguna dieta. No es tan esencial como se piensa, ya que existen otras opciones más nutritivas y equilibradas para incluir en nuestra alimentación diaria.

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El pan es una fuente de carbohidratos que proporciona energía y ayuda a regular el metabolismo. Sin embargo, debido a su alto contenido calórico, si se consume en exceso sin quemarlas, las calorías sobrantes se acumularán en forma de grasa, según explica el nutricionista Saúl Sánchez.
El consejo del nutricionista Saúl Sanchez sobre el pan
A pesar de que no se ha aclarado que ningún alimento tiene el poder de engordar o adelgazar por sí solo, lo importante está en la cantidad o en el tipo que se consume. El pan que más permite el aumento de peso es aquel que tiene más calorías por cada 100 gramos, por lo que es habitual que sea el que contiene ingredientes como el aceite, frutas, frutos secos, azúcar, etc.

El consejo de Saúl Sanchez sobre el pan .
Asimismo, los panes ultraprocesados como los biscotes, palitos o de hamburguesa, tienen el poder de aumentar kilos extra, debido a las grandes cantidades de azúcares, aditivos y grasas que contienen. Sin embargo, esto no significa que deben ser eliminados de la dieta, sino que deben consumirse con responsabilidad y moderación para una dieta saludable.
Según el nutricionista Saúl Sánchez, el problema radica en el consumo excesivo e innecesario del pan como acompañamiento en las comidas. Aunque los hidratos de carbono que aporta son una fuente esencial de energía para el organismo, una ingesta descontrolada puede provocar un exceso calórico, que el cuerpo almacena como grasa.

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Para entrar en contexto, una sola rebanada de pan puede aportar alrededor de 140 calorías. Si esta cantidad se multiplica por las comidas diarias y se extiende a lo largo de una semana, el exceso calórico puede llegar fácilmente a unas 1.500 calorías. A lo largo de un mes, este aumento podría significar un exceso significativo en la ingesta energética total, lo que, si no se compensa con un gasto adecuado, podría contribuir al aumento de peso.
Sánchez explica que, para perder un kilo de grasa corporal, es necesario crear un déficit energético de aproximadamente 7.700 calorías. Esto significa que, si no se controla el consumo calórico, especialmente con alimentos como el pan, podría ser más difícil lograr o mantener un peso saludable. No obstante, no significa que sea necesario eliminar el pan por completo pero sí consumir pequeñas raciones, como eliminar o reducir el pan en todas las comidas del día.

El consejo de Saúl Sanchez sobre el pan .
El nutricionista recomienda sustituir el pan por otras fuentes de carbohidratos y hacer pequeños ajustes en el estilo de vida, como reemplazar refrescos por agua, moderar el consumo de alcohol y mantener una rutina de actividad física de 8.000 a 10.000 pasos al día. Estos cambios son efectivos y fáciles de implementar.
Es importante tener en cuenta que el cuerpo se adapta a los cambios dietéticos, lo que puede ralentizar el metabolismo y aumentar el hambre cuando se genera un déficit calórico. Por eso, es clave evitar estrategias extremas y optar por cambios sostenibles que no afecten negativamente la relación con la comida.
El mensaje es claro: no se trata de imponer prohibiciones, sino de ser conscientes de los hábitos que pueden generar un exceso calórico innecesario. En este sentido, aunque el pan sea tradicional, no debe considerarse esencial en todas las comidas, especialmente si no se compensa con un adecuado gasto energético.