Elegida por deportistas, nutricionistas y familias que buscan comer más sano, la pechuga de pollo se ha ganado un lugar privilegiado en la mesa peruana y global. Es un alimento versátil, bajo en grasa y fácil de preparar, pero su valor va más allá de lo práctico: es una de las fuentes de proteína más completas y recomendadas por la ciencia nutricional actual.
¿Pero qué tiene exactamente la pechuga de pollo que la hace tan especial frente a otras carnes? Diversos estudios, incluyendo uno citado por The New York Times, han analizado a fondo sus beneficios, resaltando sus aportes para la salud muscular, metabólica y cognitiva.
Alto contenido proteico y bajo en grasas: claves de su valor nutricional

La pechuga de pollo destaca por su concentración de proteínas de alta calidad.
Según expertos en nutrición de universidades estadounidenses, la pechuga de pollo destaca por su concentración de proteínas de alta calidad y su bajo contenido calórico, especialmente si se consume sin piel. Una porción de 100 gramos aporta 32 gramos de proteína y solo 160 calorías, una cifra superior incluso al salmón y a muchos otros cortes de carne.
Esto la convierte en una excelente opción para quienes buscan desarrollar masa muscular, controlar su peso o simplemente llevar una dieta equilibrada. El bioquímico Dave Bridges señala que solo los suplementos proteicos pueden igualar estos niveles. Además, su bajo nivel de grasa la hace ideal para reemplazar carnes rojas o embutidos, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares cuando se incluye en una dieta balanceada.
Más que proteína, una fuente de vitaminas

La pechuga de pollo también es una excelente fuente de vitaminas del complejo B.
La pechuga de pollo no solo es rica en proteínas; también es una excelente fuente de vitaminas del complejo B, especialmente B6 y B3 (niacina). Estas vitaminas son esenciales para producir neurotransmisores como serotonina y dopamina, que influyen directamente en el estado de ánimo, la memoria y la calidad de sueño.
Además, su aporte en ácido oleico y linoleico (grasas saludables), ayuda a mantener el equilibrio lipídico en el cuerpo, siempre y cuando se consuma en el contexto de una dieta variada. Los especialistas también recuerdan que otros cortes de pollo, como el muslo o la pierna, contienen micronutrientes importantes como hierro, zinc y vitamina B12, por lo que incluir diferentes partes del ave puede enriquecer la alimentación.