Utilizados desde tiempos antiguos por sus propiedades medicinales, el ajo y la cebolla han sido protagonistas tanto en la gastronomía como en la medicina natural. Hoy, estos ingredientes vuelven al centro de atención por su capacidad para fortalecer el sistema inmune, mejorar la concentración y aumentar la energía, cualidades que los hacen comparables a varios suplementos nutricionales.
Según el nutricionista Pablo Ojeda, entrevistado por La Voz de Galicia, tanto el ajo como la cebolla contienen compuestos bioactivos que benefician la memoria y la atención gracias a su efecto antioxidante y antiinflamatorio.

Foto: composición GLR/difusión
El ajo: un escudo natural para la salud
Diversos estudios científicos atribuyen al ajo propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales. El compuesto más destacado es la alicina, liberada cuando el ajo crudo se corta o machaca. Según un artículo publicado por la Harvard Medical School, la alicina podría ayudar a reducir el riesgo de infecciones y mejorar la circulación sanguínea.
Además, la Mayo Clinic ha indicado que el ajo puede contribuir a la regulación de la presión arterial, lo que impacta directamente en la prevención de enfermedades cardiovasculares, reforzando así la importancia de su inclusión en una dieta equilibrada.

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La cebolla: una aliada contra la inflamación
Por su parte, la cebolla es rica en quercetina, un flavonoide con potente acción antioxidante que ha sido vinculado a una mejor salud cerebral y menor inflamación crónica. Tal como recoge el portal ¡Hola!, incluir cebolla en la dieta puede tener un impacto positivo en el control del colesterol, la digestión y el estado de ánimo.
Además, al ser baja en calorías y rica en fibra, la cebolla favorece una alimentación saludable y contribuye a una buena salud intestinal, esencial para el sistema inmunológico.