El yogur griego ha ganado popularidad por su textura espesa, su sabor suave y su alto contenido en proteínas. A diferencia del yogur tradicional, se obtiene al eliminar parte del suero, lo que concentra nutrientes y mejora su valor nutricional.
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Según la Fundación Española de la Nutrición, “el yogur griego es una fuente excelente de calcio, vitamina B12 y probióticos esenciales para el sistema digestivo”.
Aprende a preparar yogur griego. Foto: composición GLR/FoodMakers
El truco: solo necesitas leche y yogur natural
El portal FoodMakers muestra cómo hacer yogur griego casero con solo dos ingredientes: leche entera y una cucharada de yogur natural sin azúcar. El proceso es simple: se calienta la leche, se mezcla con el yogur, se deja fermentar durante varias horas y luego se cuela con una tela o filtro fino para obtener la textura característica.
Este método no solo es fácil, sino que también reduce el consumo de aditivos y azúcares presentes en muchas versiones industriales del producto.
Beneficios para la salud y ahorro económico
Expertos en nutrición destacan que el yogur griego casero favorece el equilibrio de la microbiota intestinal, mejora la digestión y puede fortalecer el sistema inmunológico. Según la nutricionista clínica María González, “preparar tu propio yogur griego permite controlar los ingredientes y aprovechar sus beneficios sin conservantes ni colorantes”.
Además, hacerlo en casa puede suponer un ahorro significativo, ya que los yogures griegos comerciales suelen tener un precio elevado.
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Una tendencia saludable y sostenible
El auge de la cocina casera y los alimentos fermentados refleja un interés creciente por mejorar la salud a través de la alimentación. Diversos estudios científicos, como los publicados en Journal of Dairy Science, respaldan los efectos positivos del yogur fermentado en la prevención de enfermedades intestinales.
