En la búsqueda de alimentos que favorezcan la salud y el bienestar, los frutos secos se han posicionado como aliados esenciales. Entre ellos, el anacardo, también conocido como marañón, destaca por su alto contenido en colágeno y sus propiedades antioxidantes que ayudan a frenar el envejecimiento y a mantener un peso saludable.
Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, este fruto seco es una fuente natural de grasas saludables, proteínas y minerales esenciales para el organismo.
Anacardo: una fuente natural de colágeno y antioxidantes
El colágeno es una proteína clave en la estructura de la piel, los huesos y las articulaciones. Con el paso del tiempo, la producción de colágeno disminuye, lo que da lugar a arrugas, pérdida de elasticidad y otros signos de envejecimiento.
Los anacardos contienen cobre y zinc, minerales fundamentales para la síntesis de colágeno en el cuerpo. Además, su gran contenido de antioxidantes, como la vitamina E y los polifenoles, ayuda a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento celular, de acuerdo con un informe publicado en El Español.

En España lo llaman anacardos, mientras que en Perú se le conoce como cajú y en Brasil adopta el nombre de castanha de caju. Foto: composición GLR/difusión
Aunque muchas personas evitan los frutos secos por su aporte calórico, diversos estudios han demostrado que el consumo moderado de anacardos puede favorecer la pérdida de peso.
Gracias a su combinación de proteínas y grasas saludables, este fruto seco genera una mayor sensación de saciedad, reduciendo el hambre y los antojos. Su bajo índice glucémico ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, lo que es clave para mantener un metabolismo equilibrado y prevenir enfermedades como la diabetes.
¿El anacardo es bueno para la piel y el cabello?
El anacardo es beneficioso para la piel y el cabello debido a su alto contenido en colágeno, ácidos grasos esenciales y minerales como el zinc y el cobre.
El colágeno es una proteína clave para mantener la elasticidad y firmeza de la piel, ayudando a reducir la aparición de arrugas y signos de envejecimiento, según el National Institutes of Health.