Las verrugas que aparecen en el cuello y las axilas son comúnmente conocidas como acrocordones o papilomas cutáneos. Aunque muchas personas las confunden con verrugas víricas, estos pequeños crecimientos blandos de piel suelen estar relacionados con el rozamiento constante, factores genéticos, resistencia a la insulina o incluso trastornos metabólicos, según explica la dermatóloga Cristina Eguren en Quirónsalud.
Un artículo publicado en UnoTV advierte que, aunque inofensivos en apariencia, estos bultos pueden ser señales de alteraciones internas como la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico. Por eso, si aparecen de forma repentina y en grandes cantidades, se recomienda acudir a un dermatólogo.

¿Qué son esas verrugas y por qué aparecen? Foto: Shutterstock
Trucos caseros respaldados por la ciencia
Muchos pacientes buscan trucos caseros para eliminar verrugas de forma natural. Según El Economista, algunos remedios populares incluyen:
- Vinagre de manzana: se empapa un algodón y se aplica sobre la verruga, cubriendo con una venda durante la noche. Su acidez podría descomponer gradualmente el tejido
- Ajo crudo: gracias a su contenido en alicina, un potente antimicrobiano, se recomienda aplicar un pequeño trozo directamente sobre la verruga, fijándolo con cinta adhesiva
- Aceite de árbol de té: este aceite esencial tiene propiedades antisépticas. Se aconseja aplicar dos veces al día hasta que el tejido se seque.
No obstante, la dermatóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alejandra Macías, aclara que si bien estos métodos pueden funcionar en casos leves, es importante no cortar ni arrancar estas formaciones sin supervisión médica.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Si las verrugas en el cuello o axilas cambian de color, sangran, duelen o crecen rápidamente, es fundamental consultar con un especialista. Además, los tratamientos caseros pueden no ser efectivos en todos los casos, y existen opciones dermatológicas como la crioterapia, el láser o la electrocoagulación.
Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, el diagnóstico adecuado evita confundir estas lesiones con patologías más graves como queratosis seborreicas o melanomas.