La escena es familiar para muchos: se estudia durante horas para un examen, pero días después, el contenido desaparece de la memoria como si nunca se hubiera leído. Frente a este dilema común, surge la técnica 2-7-30, una estrategia de repaso estructurada que optimiza la memoria a largo plazo y potencia el aprendizaje real.
Desarrollada y respaldada por estudios en neurociencia cognitiva, esta técnica se basa en repasar un contenido a las 2 horas, luego a los 7 días y finalmente a los 30 días de haberlo aprendido. La idea se apoya en los principios de la curva del olvido, definida por Hermann Ebbinghaus, que demuestra cómo la información se pierde con rapidez si no se refuerza de forma periódica.

Estudiar no depende de cantidad, mas sí de calidad. Foto: composición GLR/MayoClinic/difusión
Memoria y cerebro: cómo aprender mejor según la ciencia
Investigaciones de la Universidad de California y artículos publicados en revistas como Psychological Science destacan que el repaso espaciado, como el propuesto por la técnica 2-7-30, no solo mejora la retención, sino que también fortalece las conexiones neuronales.
“El cerebro responde mejor cuando recibe recordatorios en intervalos estratégicos”, explican desde el departamento de Neurociencia Cognitiva de la institución.
Además, la técnica permite pasar del aprendizaje pasivo al aprendizaje activo, al incentivar que el estudiante recuerde la información sin tenerla delante, lo que genera una consolidación más sólida de la memoria.
No se trata de estudiar más, sino de estudiar mejor
El éxito de esta técnica radica en que se adapta al funcionamiento natural del cerebro y evita la saturación cognitiva. Es especialmente útil para estudiantes, opositores o cualquier persona que necesite retener información a largo plazo.