Cada mañana, miles de coches colapsan las entradas de los colegios en ciudades de América Latina y España. Aunque la educación vial promueve una movilidad sostenible, la inseguridad ciudadana obliga a muchos padres a elegir el coche como escudo frente a la delincuencia urbana.
Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), más del 60% de los desplazamientos escolares se hacen en vehículo privado, incluso cuando el colegio está a menos de dos kilómetros.
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La trampa del coche: padres conducen su vehículo privado por miedo a la delincuencia, no por comodidad. Foto: composición GLR/difusión
“No es una cuestión de comodidad, sino de miedo”, afirma Cristina Muñoz, experta en movilidad urbana del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP). “Las familias no se sienten seguras dejando que sus hijos caminen o vayan en bicicleta solos. La delincuencia percibida ha transformado el trayecto escolar en una zona de riesgo”.
Seguridad ciudadana, la gran ausente en el diseño urbano escolar
La criminalidad en entornos escolares ha generado alertas en ciudades como Bogotá, Lima y Ciudad de México. Robos, acoso y tráfico de drogas cerca de los planteles son parte de una realidad que los expertos consideran alarmante. “No podemos hablar de educación vial sin garantizar seguridad en las calles”, señala el urbanista Andrés Chávez, autor de Ciudades para Aprender.
Un informe publicado por El País revela cómo los atascos en horas pico no solo deterioran la calidad del aire y aumentan los tiempos de desplazamiento, sino que también provocan un círculo vicioso: a más tráfico, más riesgo de accidentes, lo que a su vez lleva a más padres a optar por el auto. El resultado es una sobrecarga del sistema vial urbano y un deterioro del bienestar social.
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Alternativas seguras: desde patrullas escolares hasta rutas vigiladas
Algunas iniciativas intentan revertir esta tendencia. En España, la DGT impulsa la figura del “camino escolar seguro”, rutas peatonales vigiladas por policías o voluntarios. En Medellín, se ha implementado el programa “Entornos Escolares Seguros”, que integra vigilancia comunitaria, señalización y presencia policial en horarios clave.
Los especialistas coinciden en que la clave está en una estrategia integrada que incluya urbanismo, seguridad ciudadana, participación escolar y educación vial. “El derecho a la educación no se limita al aula; empieza en la puerta de casa”, concluye Muñoz.